miércoles, 17 de septiembre de 2008

Venezuela en el escenario ruso

Por Julio César Pineda
Jcpineda01@gmail.com

El señor Presidente ha roto con la tradicional política venezolana de no alineamiento.

La decisión del presidente Chávez de facilitar territorio venezolano a Rusia para operaciones militares constituye una de sus más atrevidas jugadas estratégicas, altamente favorable a la política expansionista del nuevo zar Vladimir Putin, y de protección para su gobierno frente a Estados Unidos; pero con grandes riesgos para la seguridad futura del Estado. Se reedita el entorno de lo que fue la Crisis de los Misiles en octubre de 1962, en tiempos de la URSS, cuando Cuba en la dialéctica de la bipolaridad y en la confrontación contra el imperialismo permitió usar su mar y su territorio para instalar armas nucleares estratégicas. El mundo estuvo a punto de conocer la primera guerra atómica, Fidel Castro impulsó este proyecto que fracasó gracias a la diplomacia y al buen sentido de los negociadores de Moscú y Washington. Kennedy y Krushchev optaron por la paz aunque los militares de ambos campos querían la guerra. El señor Presidente ha roto con la tradicional política venezolana de no alineamiento. Todo esto acentúa la tradicional confrontación con Estados Unidos, agravada con la reciente expulsión del embajador cuando se le declaró "Persona non grata" al margen de lo establecido en la Convención de Viena de 1961. Para Moscú la oferta venezolana les permite el acceso al continente americano y la cercanía de sus aviones, barcos y misiles a los objetivos estratégicos estadounidenses, se les acerca el Canal de Panamá, a las reservas estratégicas energéticas de Estados Unidos y a sus centros nucleares. Naturalmente que Rusia ni hoy como ayer, desataría una guerra nuclear y sólo utiliza ofertas como la venezolana como piezas en el complicado ajedrez de sus intereses mundiales.

Por ahora, el gobierno de Moscú se concentrará en su tradicional zona de influencia y en la reconstrucción del perdido poderío soviético. Con Georgia a la que anexó la URSS en 1921 hasta su independencia en 1992 y lo que pueda pasar con Ucrania, Moscú revive los propósitos de la guerra de Crimea por el control del Mar Negro. Busca dominar territorios signados por el petróleo en ese corredor del Mar Caspio-Mar Negro tan importante para Europa y donde Washington también tiene sus ojos puestos.



Se consumó la división de Georgia con la ocupación y reconocimiento de la independencia de Absasia y Osetia del Sur. Seguramente continuará presionando para afirmar su control del tránsito de los hidrocarburos que vienen del Mar Caspio y del Asia Central y que pasan por Georgia. El próximo paso será posiblemente contra Ucrania al querer apoderarse de la base naval de Sebastopol cuyo alquiler vencerá en el 2017, seguramente Moscú argumentará la defensa de las poblaciones rusas en ese Estado, en particular en Crimea tal como lo hizo con Georgia, con esto busca volver al control de la fachada del Mar Negro como en los tiempos de Catalina II. El sistema internacional ha sido incapaz de frenar a la petrodemocracia rusa y al antiguo agente de la KGB Vladimir Putin. La ONU se ha visto impedida de cualquier decisión por el derecho de veto ruso y la actitud mediatizada de China. La Unión Europea ha actuado débilmente, a pesar del dinamismo del presidente Sarkozy presionada por el imperativo energético y su dependencia petrolera de Moscú. La OTAN, tardíamente ha querido abrir las puertas a la inclusión de Tiblisi y Minsk, cuyos gobiernos habían solicitado el ingreso y seguramente de haber sido aceptados le hubiera impedido a Rusia intervenir. Por ahora frente a Moscú y a su nueva diplomacia, pareciera sólo posible una actitud firme del triángulo Francia-Gran Bretaña-Estados Unidos.

En cuanto a la presencia rusa en América Latina, más allá de Washington y su zona de influencia, debería pronunciarse la OEA, Unasur y especialmente la Opanal, organismo creado por el Tratado de Tlatelolco para la desnuclearización de América Latina. Tanto los aviones rusos TU-160 que se encuentran en Venezuela, como los submarinos y los barcos que se anuncian que vendrán, entre ellos "Pedro el Grande" para operaciones conjuntas, están equipados con armas nucleares y reactores atómicos, esto viola lo dispuesto para la desnuclearización de nuestra región, seguramente sobre esto se pronunciarán los gobiernos de América Latina.

El presidente Lula da Silva, para no caer en el dilema Moscú-Washington como lo hizo el presidente Chávez, acaba de convocar las maniobras "Routth Cross" del 12 al 14 de noviembre en el Atlántico con la participación de su país, Francia y Holanda coincidiendo con las maniobras ruso-venezolanas.

http://www.eluniversal.com/2008/09/18/opi_art_venezuela-en-el-esce_1040446.shtml

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