Por Isa Dobles
Es la una de la tarde. Ya debe estar por entrar la cadena presidencial candidatural de Hugo Chávez que obliga a los medios a transmitirla se lleve el tiempo que se lleve, casi siempre dependiendo del ánimo del protagonista. Si alguna encuesta ha llegado a sus manos que no lo favorezca, si algún opositor ha tenido un acto exitoso, si algún presidente de otro país está en su camino, si le da la real gana, puede durar horas. Si la “claque” que le acompaña le pide a gritos cadena, lo ordena. Es el dueño de almas y vidas. Eso, más los mensajes oficiales obligados por el régimen, que contradicen la misma constitución y las decisiones populares. Como por ejemplo, mensajes “socialistas” reafirmando un sistema que la mayoría legítima rechazó. Esa es la “libertad de expresión”. El daño que Hugo Chávez le hace a Venezuela ya es obvio. Uno lo ve en los rostros de muchos, desconfiados, malandrosos, llenos de amargura y odio. Uno lo siente en las miradas sombrías, en los gestos impacientes, amenazantes. En la hosquedad. Hay miedo y rabia. Y hay sangre…NO hay un solo día que la sangre no toque una familia. Un niño al que un funcionario policial mata disparando en su propio edificio, vecino del niño, porque le pareció ver una sombra moviéndose, los niños Fadoul, ajusticiados con su chofer, atadas las manos, indefensos, niños pequeños asesinados por bandas hasta una madre acuchillada en su apartamento ante su hijo de tres años y su madre que tuvo que hacerse la muerta después de serle quebrada la tráquea tratando de estrangularla tras ser también acuchillada. Estudiantes, soldados quemados. Es la Venezuela de Chávez. La “Venezuela de verdad” que publicita el gobierno. La “de mentira”, por supuesto y para ellos es esta otra que hoy lo tiene iracundo y temeroso porque no sólo le ganó una en diciembre pasado, por lo menos simbólicamente, sino que a pesar de sus propios desatinos, está lista para lograrlo otra vez. Chávez tiene mucho en que pensar…ya “Bush” deja de ser el enemigo a insultar, el “imperio” es el mismo, pero ahora un hombre que hace historia, un negro sin complejos, culto, joven, moderno, pondrá las cartas sobre la mesa a un militarote con ínfulas de todopoderoso al que paga de contado el crudo que le compra para el financiamiento de su revolución. Que lección de democracia, de organización, de tecnología y de clase política dio el “imperio”! El discurso de Mac CAin, el de Obama, la hidalguía en el mutuo reconocimiento. “Hasta hoy fue mi adversario..Desde ya es mi Presidente” aseguró el republicano a su gente deteniendo lo que pareció un rechifle cuando lo dijo. Y Obama por su parte “me siento honrado de haber compartido la lucha con el senador Mac Cain, un verdadero héroe de los Estados Unidos. No dieron un paso, ninguno de los dos, que no fuera seguido por el pueblo, cada dólar donado, cada recibo pagado, cada celebración, cada acto daba cuenta al pueblo, a la gente lista también a reclamar desequilibrios o abusos. Uno veía aquello con envidia y hasta con dolor. En el “imperio” donde se dan cita de vida todos los pueblos del mundo todos los rostros del mundo se abrazaban, lloraban, aplaudían en la convocatoria responsable y serena de un muchacho “magna cum laude” de Harvard que abría las puertas de la Historia sin resentimiento, con los brazos abiertos y la mirada tendida sobre el tormentoso presente de los pueblos. Allí estaba uno de esos momentos magnos, trascendentes que nos recordaban el pequeñísimo espacio que hoy ocupa Venezuela en los momentos luminosos de la humanidad . Venezuela hoy llena otros espacios de violencia, de complicidades, de corrupción, ambiciones, venganzas y guerras. Somos el pobre país rico de América. Ricos de petróleo, pobres de alma. Y es este 23 cuando esa agobiada alma debe despertar valerosa y convertida en voluntad nacional para avivar otra vez la llama viva de su presencia en el justo espacio de su raíz, su tierra, sus hombres y su destino. El 23. Este, el que ya está aquí.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6712544.asp
Es la una de la tarde. Ya debe estar por entrar la cadena presidencial candidatural de Hugo Chávez que obliga a los medios a transmitirla se lleve el tiempo que se lleve, casi siempre dependiendo del ánimo del protagonista. Si alguna encuesta ha llegado a sus manos que no lo favorezca, si algún opositor ha tenido un acto exitoso, si algún presidente de otro país está en su camino, si le da la real gana, puede durar horas. Si la “claque” que le acompaña le pide a gritos cadena, lo ordena. Es el dueño de almas y vidas. Eso, más los mensajes oficiales obligados por el régimen, que contradicen la misma constitución y las decisiones populares. Como por ejemplo, mensajes “socialistas” reafirmando un sistema que la mayoría legítima rechazó. Esa es la “libertad de expresión”. El daño que Hugo Chávez le hace a Venezuela ya es obvio. Uno lo ve en los rostros de muchos, desconfiados, malandrosos, llenos de amargura y odio. Uno lo siente en las miradas sombrías, en los gestos impacientes, amenazantes. En la hosquedad. Hay miedo y rabia. Y hay sangre…NO hay un solo día que la sangre no toque una familia. Un niño al que un funcionario policial mata disparando en su propio edificio, vecino del niño, porque le pareció ver una sombra moviéndose, los niños Fadoul, ajusticiados con su chofer, atadas las manos, indefensos, niños pequeños asesinados por bandas hasta una madre acuchillada en su apartamento ante su hijo de tres años y su madre que tuvo que hacerse la muerta después de serle quebrada la tráquea tratando de estrangularla tras ser también acuchillada. Estudiantes, soldados quemados. Es la Venezuela de Chávez. La “Venezuela de verdad” que publicita el gobierno. La “de mentira”, por supuesto y para ellos es esta otra que hoy lo tiene iracundo y temeroso porque no sólo le ganó una en diciembre pasado, por lo menos simbólicamente, sino que a pesar de sus propios desatinos, está lista para lograrlo otra vez. Chávez tiene mucho en que pensar…ya “Bush” deja de ser el enemigo a insultar, el “imperio” es el mismo, pero ahora un hombre que hace historia, un negro sin complejos, culto, joven, moderno, pondrá las cartas sobre la mesa a un militarote con ínfulas de todopoderoso al que paga de contado el crudo que le compra para el financiamiento de su revolución. Que lección de democracia, de organización, de tecnología y de clase política dio el “imperio”! El discurso de Mac CAin, el de Obama, la hidalguía en el mutuo reconocimiento. “Hasta hoy fue mi adversario..Desde ya es mi Presidente” aseguró el republicano a su gente deteniendo lo que pareció un rechifle cuando lo dijo. Y Obama por su parte “me siento honrado de haber compartido la lucha con el senador Mac Cain, un verdadero héroe de los Estados Unidos. No dieron un paso, ninguno de los dos, que no fuera seguido por el pueblo, cada dólar donado, cada recibo pagado, cada celebración, cada acto daba cuenta al pueblo, a la gente lista también a reclamar desequilibrios o abusos. Uno veía aquello con envidia y hasta con dolor. En el “imperio” donde se dan cita de vida todos los pueblos del mundo todos los rostros del mundo se abrazaban, lloraban, aplaudían en la convocatoria responsable y serena de un muchacho “magna cum laude” de Harvard que abría las puertas de la Historia sin resentimiento, con los brazos abiertos y la mirada tendida sobre el tormentoso presente de los pueblos. Allí estaba uno de esos momentos magnos, trascendentes que nos recordaban el pequeñísimo espacio que hoy ocupa Venezuela en los momentos luminosos de la humanidad . Venezuela hoy llena otros espacios de violencia, de complicidades, de corrupción, ambiciones, venganzas y guerras. Somos el pobre país rico de América. Ricos de petróleo, pobres de alma. Y es este 23 cuando esa agobiada alma debe despertar valerosa y convertida en voluntad nacional para avivar otra vez la llama viva de su presencia en el justo espacio de su raíz, su tierra, sus hombres y su destino. El 23. Este, el que ya está aquí.
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/6712544.asp
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