Por Vladimir Gesse
Se llama “demente” a una persona que tiene episodios maníacos de euforia y los alterna con períodos de tristeza. En las fases eufóricas, el “loco” muestra una autoestima exagerada, habla sin parar, exaltado, vehemente, y se deja llevar por sensaciones de grandeza. Amenaza a otros, es hostil y mantiene conductas inadecuadas. Se le cita asimismo “demente” porque el individuo pasa de la euforia a la depresión de manera cíclica, o exterioriza una gran irritabilidad, ausencia de buen juicio, y conductas ofuscadas o incorrectas en público. Quien presente estos síntomas posiblemente sufre de un Trastorno Afectivo Bipolar de acuerdo al Manuel Diagnóstico de enfermedades mentales. (DSM-IV).
Las palabras como “loco”, “demente” o “lunático” ya no se emplean profesionalmente, por ser vocablos genéricos que no definen las enfermedades o trastornos específicos, y pueden ser peyorativos u ofensivos.
Decir que una persona es “demente” porque sienta desconfianza de todos, sospeche y se preocupe excesivamente que le vayan a hacer daño, dude acerca de la lealtad de sus cercanos, tenga temor injustificado a que lo traicionen o interprete alcances tenebrosos a partir de circunstancias o sucesos baladíes e intrascendentes, no es la expresión pertinente. Los psiquiatras llaman a este conjunto de síntomas: Trastorno Paranoide de la Personalidad. (DSM-IV).
Cuando un individuo viola los derechos de otros, no se adapta a las normas legales, miente, engaña y manipula a los demás con tal de conseguir algún provecho, toma decisiones sin pensar los pérdidas que pueda causar, sea impulsivo, violento y su conducta arriesgada, se manifieste seguro de sí mismo, arrogante, competitivo, sea mal perdedor y actúe creyendo que el fin justifica los medios, esta persona no esta “loca”. En psicología se le llama Psicópata, en sociología, Sociópata, y en psiquiatría, la enfermedad se denomina Trastorno Disocial o Trastorno Antisocial de la Personalidad. (DSM-IV).
Cuando una persona necesita compulsivamente ser el centro de atención y trata de expresar sus opiniones con emotividad, firmeza y teatralidad, pero sin argumentos de fondo, más bien ambiguos, dudosos, no se apoyan en hechos, y es profundamente egocéntrica, no se debe decir que esta “chiflada”. El término científico es Trastorno Histriónico de la Personalidad. (DSM-IV).
Un comportamiento de grandiosidad, con una supuesta elevada autoestima, necesidad de admiración y auto enamoramiento, fantasías de éxito ilimitado, poder absoluto, sentimientos de ser superiores, de hablar en extenso y con detalles inmorales o inapropiados no definen a un “lunático” sino al “Narcisista” que es quien padece el Trastorno narcisista de la personalidad. (DSM-IV).
Los ataques de ira que se caracterizan por episodios coléricos y violentos, en los que la persona no puede controlar estos impulsos de ferocidad y de falta del control mental y emocional, comprometiendo la seguridad de otros, con excesos verbales o físicos, insultándolos, lesionándolos, o perjudicando todo a su alrededor, sin medir consecuencias, no se señala que esta “desquiciada”, sino que padece del Trastorno Explosivo Intermitente. (DSM-IV).
Es factible encontrar un individuo que sufra distintas enfermedades mentales a la vez. La Organización Mundial de la Salud define con la palabra comorbilidad a la coexistencia en el mismo individuo de más de un trastorno psiquiátrico. (CIE-10/DSM-IV).
Las palabras como “loco”, “demente” o “lunático” ya no se emplean profesionalmente, por ser vocablos genéricos que no definen las enfermedades o trastornos específicos, y pueden ser peyorativos u ofensivos.
Decir que una persona es “demente” porque sienta desconfianza de todos, sospeche y se preocupe excesivamente que le vayan a hacer daño, dude acerca de la lealtad de sus cercanos, tenga temor injustificado a que lo traicionen o interprete alcances tenebrosos a partir de circunstancias o sucesos baladíes e intrascendentes, no es la expresión pertinente. Los psiquiatras llaman a este conjunto de síntomas: Trastorno Paranoide de la Personalidad. (DSM-IV).
Cuando un individuo viola los derechos de otros, no se adapta a las normas legales, miente, engaña y manipula a los demás con tal de conseguir algún provecho, toma decisiones sin pensar los pérdidas que pueda causar, sea impulsivo, violento y su conducta arriesgada, se manifieste seguro de sí mismo, arrogante, competitivo, sea mal perdedor y actúe creyendo que el fin justifica los medios, esta persona no esta “loca”. En psicología se le llama Psicópata, en sociología, Sociópata, y en psiquiatría, la enfermedad se denomina Trastorno Disocial o Trastorno Antisocial de la Personalidad. (DSM-IV).
Cuando una persona necesita compulsivamente ser el centro de atención y trata de expresar sus opiniones con emotividad, firmeza y teatralidad, pero sin argumentos de fondo, más bien ambiguos, dudosos, no se apoyan en hechos, y es profundamente egocéntrica, no se debe decir que esta “chiflada”. El término científico es Trastorno Histriónico de la Personalidad. (DSM-IV).
Un comportamiento de grandiosidad, con una supuesta elevada autoestima, necesidad de admiración y auto enamoramiento, fantasías de éxito ilimitado, poder absoluto, sentimientos de ser superiores, de hablar en extenso y con detalles inmorales o inapropiados no definen a un “lunático” sino al “Narcisista” que es quien padece el Trastorno narcisista de la personalidad. (DSM-IV).
Los ataques de ira que se caracterizan por episodios coléricos y violentos, en los que la persona no puede controlar estos impulsos de ferocidad y de falta del control mental y emocional, comprometiendo la seguridad de otros, con excesos verbales o físicos, insultándolos, lesionándolos, o perjudicando todo a su alrededor, sin medir consecuencias, no se señala que esta “desquiciada”, sino que padece del Trastorno Explosivo Intermitente. (DSM-IV).
Es factible encontrar un individuo que sufra distintas enfermedades mentales a la vez. La Organización Mundial de la Salud define con la palabra comorbilidad a la coexistencia en el mismo individuo de más de un trastorno psiquiátrico. (CIE-10/DSM-IV).
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