Por Jorge Ramírez Fernández

Locuras como las 26 leyes, la diarrea del Presidente, el magnicidio y golpe de estado, las retenciones de pasaportes a periodistas y opositores, el arresto a Baduel, la amenaza de no enviar recursos a Gobernaciones y Alcaldías ganadas por la oposición, la traída de los aviones y la flota rusa, los ataques a Miguel Enrique Otero y a Alberto Federico Ravell, el nuevo aplazamiento del juicio a los comisarios de la policía Metropolitana sin que dejemos de mencionar la expulsión del embajador norteamericano y de José Miguel Vivanco, el asesinato de estudiantes y las constantes bolserías que declaran Ministros, altos funcionarios del gobiernito así como los bufones de la Asamblea Nacional forman parte de provocaciones, de desesperados intentos de ocultar detrás de inmensos trapos rojos y cortinas de humo el gran desencanto que recorre de un extremo a otro al país.
Resulta conmovedor ver a Chávez, a Diosdado, a Jesse Chacón, a Aristóbulo y a otros paniaguados del régimen prometiendo y prometiendo mientras eluden explicar porqué en diez años no han podido hacer las maravillas que ofrecen. El esfuerzo unitario realizado por la oposición, con todos sus defectos ha tenido un efecto demoledor en las expectativas del gobierno y se dan casos de muchos municipios, como ocurre en Barcelona para poner un ejemplo, donde aunque no vaya unida la oposición, ya los números auguran una amarga derrota para el gobierno.
Y como la locura de Chávez va in crescendo, ahora con su amenaza de pulverizar al Partido Comunista y al PPT, les está poniendo la soga al cuello a muchos de sus candidatos a quienes los números no les cuadran y cualquier deserción sería catastrófica para ellos.
Y ese maletín, ese maletín desgraciado, que en mala hora se le ocurrió revisar a la supersexy agente aduanal argentina, y que ha puesto a descubierto ese secreto a voces de los maletines que caminan por América Latina, el Caribe y Europa, así como el opulento estilo de vida de los socialistas del siglo XXI, el desangramiento de las finanzas venezolanas mientras muchísimas escuelas y hospitales se caen a pedazos, y la policía se enfrenta a la delincuencia casi desarmada, con escasos vehículos y con una inexistente seguridad social, mientras se revela la costosísima vivienda que habita el ministro encargado de la seguridad.
Esta horrorosa situación es lo que pretende esconderse tras los anzuelos de Chávez que gracias a Dios han sido desdeñados por la opinión pública que espera tranquila el 23 N para pasar su factura.
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